A veces cierro los ojos, solo por un momento...
En ese momento, mi mente se va siempre hacia otro lugar,
es algo así como sentirse vivo a través de un sueño,
o mejor aún, como haber despertado en el planeta de los sueños,
casi sin ser consciente de lo que es real y lo que no.
Aunque yo me evado, siempre voy buscando esos sueños
que se hacen realidad solo en mi cabeza.
A veces sueño cosas raras,
quizás porque me preocupo en exceso de todo,
pero cuando sueño algo bonito,
quiero que perdure para siempre.
Cada año que pasa,
siento que me conozco un poquito más,
y siento cómo es mi personalidad cada día más,
qué me caracteriza, cuáles son mis cualidades o,
mis defectos más grandes.
Siempre he pensado que he sido una persona
detallista, y voy fijándome en los pequeños detalles, claro...
Ahora me he dado cuenta, de lo importante que es
fijarse en el más mínimo detalle.
Cada vez que paseo, y me encuentro con las pequeñas flores,
voy mirándolas una a una, como si fuera lo más bonito que nunca he visto,
sus colores, sus pétalos, su crecimiento, el entorno en el que está,
la textura que tienen y lo bien que se respira a su alrededor,
y solo me dan ganas de cuidarlas.
Me siento tan bien cuando me rodea la naturaleza,
cuando me detengo y me replanteo todo en mi vida,
cuando tengo ese espacio para pensar en mi...
y separar lo importante de lo que no.
La naturaleza me conecta y aclara mi visión, mi alma, mi todo...